FAQ y Glosario
FAQ
Para la fabricación de plásticos solo se emplea una parte muy pequeña del total de crudo, por debajo del cinco por ciento. No obstante, es un hecho que los recursos fósiles de nuestro planeta son limitados. Es importante utilizar estas materias primas de forma responsable y reprocesarlas en el sentido de la economía circular con la mayor frecuencia y durante el mayor tiempo posible. El reciclaje de envases de plástico usados lo permite. Los denominados «plásticos de base biológica» se elaboran a partir de materias primas renovables, por ejemplo de residuos agrícolas, y constituyen una alternativa viable para el futuro.
Esta afirmación solo es válida en unos pocos ámbitos. En realidad, muchos productos dependen de un envase funcional. Los envases de plástico protegen los productos durante el transporte para que no sufran daños, permiten un almacenamiento higiénico y prolongan en muchos casos su caducidad. Esto es muy fácil de comprobar en casa: solo tiene que meter en la nevera un pepino sin envasar y otro pepino envuelto en un film. Podrá ver que el pepino envasado se mantiene fresco y se puede consumir durante varios días más que el otro. Esto es aplicable a muchísimos alimentos, por lo que los envases son un importante componente en la lucha contra el desperdicio de comida. De hecho, los efectos medioambientales de los envases son mucho menores que los provocados por la producción y el desperdicio de alimentos.
Hay estudios científicos que demuestran lo contrario. Los denominados «balances ecológicos» evalúan los efectos medioambientales de los materiales de envasado. Los envases de plástico son muy ligeros y al mismo tiempo funcionales, se pueden reciclar bien en la mayoría de los casos y ejercen en general unos efectos medioambientales menores siempre que no se eliminen descuidadamente en la naturaleza, Por eso los envases de plástico suelen obtener en la mayoría de los casos un mejor resultado en los balances ecológicos respecto a las botellas de vidrio, los cartones de bebidas o las latas metálicas.
Los envases de plástico son muy ligeros y resistentes a la rotura y permiten un transporte higiénico y seguro de los productos. Su peso reducido ahorra emisiones de gases con efecto invernadero ya durante su transporte. ALPLA colabora «puerta con puerta» con muchos clientes en plantas internas, lo que supone muchas ventajas para el medio ambiente. Además, muchos envases de plástico con forma estable se pueden reciclar muy bien y con un consumo energético asumible.
Al contrario, esto daría lugar a nuevos problemas. En efecto, los materiales alternativos como el vidrio o el metal no son en la mayoría de los casos más respetuosos con el clima o bien tienen otros puntos débiles y tampoco deben ir a parar al medio ambiente. Sería mucho más importante apostar en todo el mundo por la infraestructura necesaria para recoger y reutilizar los productos y los envases de plástico usados e impulsar una economía circular eficaz que abarque todos los sectores.
El plástico no tiene nada que temer en la comparación con alternativas de vidrio o metal. Sin embargo, por la masiva contaminación medioambiental, el plástico está actualmente en la línea de fuego. Es importante evaluar los materiales de envasado sobre la base de datos y no de emociones. El plástico es un material sostenible si se utiliza de forma responsable y si se devuelve al ciclo de producción después de usarse. El plástico no se puede eliminar descuidadamente en la naturaleza bajo ningún concepto. Por eso haremos también el futuro grandes inversiones en el tema del reciclaje y en nuestras plantas de reciclaje propias.
En lugar de fomentar prohibiciones, hay que reflexionar sobre cómo estimular las innovaciones. Desde la política se deben crear condiciones marco totalmente claras para que las empresas inviertan de forma selectiva en las tecnologías adecuadas y puedan contribuir a la implementación de una economía circular eficaz.
No se puede generalizar en este sentido. Un balance ecológico de materiales de envasado ha revelado incluso que las botellas desechables con una alta proporción de material reciclado ejercen menos efectos sobre el medio ambiente que las botellas reutilizables de vidrio. Un factor importante en los recipientes reutilizables es la distancia de transporte. Las botellas de vidrio son mucho más pesadas que las botellas de plástico, por lo que durante el transporte generan más emisiones de gases con efecto invernadero. Además, las botellas reutilizables suelen recorrer largas distancias de transporte para su limpieza, su relleno y, por último, su retorno al comercio. El proceso de limpieza requiere productos químicos que también son nocivos para el medio ambiente.
El plástico que no es biodegradable no se pudre. Con el paso de los años, se descompone en sus distintos elementos en la naturaleza. Hay estimaciones de lo que dura este proceso. Una bolsa de plástico flota entre 10 y 20 años en el mar, mientras que un vaso de poliestireno expandido necesita 50 años para desmenuzarse. Una botella de PET se desintegra en 450 años, mientras que un sedal lo hace en 600 años. Al final, siempre hay que tener en cuenta que los envases y otros productos de plástico se deben eliminar correctamente y no pueden ir a parar al medio ambiente.
Cada vez hay más personas que suponen erróneamente que la renuncia a los envases de plástico protege el clima. Muchas veces ocurre lo contrario: con la prohibición o la renuncia al plástico se emplean otros materiales que en realidad tienen efectos más negativos sobre el clima.
En comparación con los grandes causantes de CO2, como por ejemplo el transporte o la producción de alimentos, la contribución de los envases de plástico al cambio climático es muy escasa. Por eso, el enfoque de muchos consumidores resulta casi extravagante. La renuncia a las bolsas de plástico se considera como una aportación importante para una vida que respete el clima, pero al mismo tiempo nadie renuncia a sus largos viajes anuales en avión.
Los plásticos de base biológica se elaboran a partir de materias primas renovables, que pueden ser por ejemplo residuos de la agricultura o del sector de la alimentación. A diferencia de ellos, los plásticos convencionales están basados en recursos fósiles como el petróleo o el gas natural. Por tanto, el uso de plásticos de base biológica respeta los recursos fósiles de nuestro planeta. Es importante que en la fabricación se utilicen materias primas que no entren en competencia con la producción de alimentos.
Por sus propiedades, esta materia prima obtenida de las semillas de girasol (Golden Compound green) solo es adecuada para determinadas tecnologías de fabricación. Sería imposible fabricar a partir de ella una botella de agua mineral, por citar solo un ejemplo. Nuestros expertos siempre comprueban a fondo qué plástico es adecuado para qué producto. El material compostable en casa es idóneo para las cápsulas de café por un motivo muy sencillo: después de usar la cápsula, el poso del café queda dentro del envase. Con el compostaje, a partir de ello se obtiene humus.
El material de envase que es más adecuado o necesario depende siempre del material rellenado. Cada producto tiene requisitos distintos en cuanto a caducidad, protección frente a las influencias ambientales o transporte. Nuestra tarea consiste en desarrollar la solución de envasado mejor y al mismo tiempo más sostenible para los respectivos requisitos. En el futuro, podría tratarse también de la botella de papel. Sin embargo, es probable que muchos productos sigan dependiendo mucho tiempo —si no siempre— de los envases de plástico.
ALPLA mantiene un compromiso tanto activo como pasivo. Por un lado, prestamos apoyo financiero a organizaciones que se han propuesto luchar contra la contaminación de los mares. Por otra parte, actualmente estamos impulsando una ampliación masiva de nuestras actividades de reciclaje en todo el mundo. Estamos implementando proyectos internos en la empresa como «Zero Pellet Los» y además contribuimos a la concienciación de la sociedad. Los plásticos usados son materiales valiosos y no se pueden considerar como residuos sin valor. El requisito para ello es la comprensión por parte de los consumidores y la infraestructura necesaria para recoger y clasificar materiales reciclables.
Según datos de la Unión Europea, en el año 2016 se reciclaron el 42 por ciento del total de envases de plástico, mientras que en el año 2005 esta cifra era solo del 24 por ciento. Bajo nuestro punto de vista, los plásticos usados son un material de gran valor que, no obstante, se debe clasificar y reciclar de una forma más coherente. ALPLA contribuye a este objetivo en todo el mundo con cooperaciones y plantas de reciclaje propias.
A la hora de desarrollar nuevos envases, aplicamos los principios del «Design for Recycling». Nuestros expertos prestan atención desde el inicio del ciclo vital a que los envases de plástico sean lo más adecuados posible para su reciclaje. En este sentido, muchas veces resultan problemáticos los envases de materiales compuestos o de films multicapa. Para reciclarlos se requiere una gran inversión. También tenemos ya respuestas en este sentido y hemos diseñado un envase rellenable de HDPE similar a una bolsa que es reciclable al 100 %.
No, para la fabricación de envases de plástico ALPLA no utiliza ninguna sustancia nociva para la salud. Nuestros centros de producción respetan las normativas vigentes y se someten periódicamente a controles. Las normativas son muy estrictas, especialmente en el caso de los embalajes para alimentos y bebidas.
Nuestro objetivo es que en el año 2025 todos los envases fabricados por nosotros sean reciclables al 100 %. Los tipos de plástico que usamos —mayoritariamente PET (54 %)* y HDPE (39 %)*, y en cantidades mucho menores PP y LDPE— presentan el principio muy buenas propiedades para su reciclaje. Sin embargo, aún hay margen de mejora en muchos ámbitos: por ejemplo, cuando la botella y el tapón están hechos de materiales distintos o si se añaden aditivos que pueden perjudicar la calidad de los materiales reciclados. Con un «Design for Recycling» coherente, en los próximos años optimizaremos nuestras soluciones de envasado en este sentido.
[*Cifras del año 2020, proporción del consumo total de materiales]
Desafortunadamente, en muchos países no existe la infraestructura adecuada para recoger, clasificar y reutilizar los envases y/o productos usados. En consecuencia, los residuos se eliminan descuidadamente en la naturaleza y terminan en el mar a través de los ríos. La mayor parte del plástico que hay en los mares del mundo proviene de diez ríos (ocho en Asia y dos en África). Precisamente aquí queremos actuar como ALPLA e invertir también en esas regiones en plantas de reciclaje y sistemas de recogida.
El reciclaje cierra el ciclo y evita que los envases de plástico usados vayan a parar al medio ambiente. A partir de los materiales reciclados podemos volver a fabricar nuevos envases, lo que supone un trato respetuoso de los recursos tanto fósiles como renovables a modo de material básico para los plásticos. Además, el reciclaje aporta una contribución muy considerable a la protección del clima. Los plásticos reciclados provocan hasta un 90 por ciento menos de emisiones de gases con efecto invernadero en comparación con los productos nuevos.
Los residuos de plástico solo se deben incinerar si no resulta razonable su reciclaje mecánico o químico desde un punto de vista económico y ecológico. En este caso, el reciclaje térmico de los residuos es mejor que su descarga en vertederos, puesto que así se aprovecha al menos la energía calórica de los plásticos en forma de calor. La descarga en vertederos debe evitarse por completo. No obstante, con el desarrollo mundial de plantas de reciclaje y la creciente mejora de las tecnologías de clasificación y reciclaje, las cuotas de reciclaje no dejan de incrementarse.
El microplástico primario se fabrica de forma industrial y se utiliza en todo tipo de productos, por ejemplo en cosméticos o productos de limpieza. El microplástico secundario surge cuando los plásticos van a parar al medio ambiente y se descomponen en él o bien con el lavado de la ropa de fibras artificiales. Otra fuente muy importante de microplástico en el medio ambiente es la abrasión de los neumáticos de automóvil.
Para la producción de envases solo utilizamos materiales autorizados. Especialmente en los envases para alimentos y bebidas hay vigentes estrictas normativas que, naturalmente, también se aplican a los materiales reciclados. Tanto ALPLA como socios externos controlan periódicamente la calidad.
Según nuestra información, actualmente no hay pruebas científicas inequívocas de ello. No obstante, hay que reducir las fuentes de microplástico primario y secundario. En el caso de nuestros productos, esto se traduce en recoger y reciclar los envases usados. En ningún caso deben ir a parar al medio ambiente y descomponerse en él formando microplástico secundario.
Los estudios científicos demuestran que los envases con una alta proporción de plásticos reciclados ejercen menos efectos sobre el medio ambiente. El motivo es que la producción de materiales reciclados genera menos emisiones de gases con efecto invernadero que la fabricación de productos nuevos. Esto se refleja muy positivamente en el balance ecológico de los envases y en las altas cuotas de reciclaje.
Ya hay envases —por ejemplo, de agua mineral o también de detergente— que están hechos al 100 % de plásticos reciclados. Por lo demás, las cuotas de reciclaje no son hasta la fecha tan altas como para cubrir toda la demanda de material que requiere la fabricación de envases. Las cuotas de material reciclado en los envases seguirán aumentando, en parte también por las leyes correspondientes. Sin embargo, también en el futuro seguirá siendo necesaria una cierta proporción de productos nuevos.
Glosario
Actualización: 2024
Productos que ya han cumplido su fin previsto o que ya no pueden ser usados por el consumidor final.
El acondicionamiento y reprocesamiento de residuos de plástico para su fin original o para otras aplicaciones. Esto no incluye el aprovechamiento energético
El acondicionamiento de residuos de plástico como materia prima secundaria o productos sin alterar para ello, esencialmente la estructura química del material.
En el reciclaje químico se descompone la estructura de las moléculas de cadena largas del plástico. Tras la limpieza y el acondicionamiento, los fragmentos moleculares se pueden utilizar de nuevo para plásticos u otros compuestos. Existen diferentes métodos.
El tratamiento microbiológico controlado de plásticos biodegradables bajo condiciones aeróbicas o anaeróbicas (con o sin oxígeno).
El procesamiento de residuos de plástico para su fin original o para otras aplicaciones, incluido el aprovechamiento energético.
Relleno o reutilización de envases para su fin originalmente previsto, con o sin la ayuda de los denominados «productos auxiliares», como por ejemplo recargas especiales.
Envases o componentes de envases que se han desarrollado especialmente para ser utilizados en múltiples ocasiones o para rotar dentro de un sistema de reutilización.
Las soluciones de envasado o los componentes de envases se pueden calificar como «reciclables» cuando son aptos en la práctica y en grandes cantidades para la recogida y la clasificación de material posconsumo y para procesos de reciclaje.
El reciclado (regranulado) se produce cuando se reacondicionan plásticos usados (también conocidos como «material post-consumo»). ALPLA está a favor del denominado principio «Bottle-to-Bottle», según el cual a partir de botellas o envases usados se producen de nuevo soluciones de envasado nuevas plenamente funcionales. Por el contrario, con el «downcycling» la calidad del producto final no es tan alta: un ejemplo de ello es el procesamiento de los reciclados para hacer productos textiles o flejes.
El material biodegradable se puede descomponer en condiciones aeróbicas o anaeróbicas (con o sin oxígeno), de forma que se libera el agua y los gases que se producen naturalmente como el CO2 y el metano, además de la biomasa. Mediante actividad biológica (especialmente enzimática), se modifica la estructura química de casi todos los materiales. Por ello, es importante especificar exactamente las condiciones medioambientales en las que se debe producir su descomposición. En este sentido, una magnitud importante es el período de tiempo necesario, que varía en función de cada material. Los plásticos biodegradables no tienen que estar hechos necesariamente de materias primas renovables (véase al respecto «Plásticos con base biológica/vegetal»), sino que también los materiales con base de petróleo pueden ser biodegradables.
El plástico compostable se descompone mediante la actividad de bacterias u otros organismos vivos en agua, en gases producidos naturalmente como el CO2 y el metano y en biomasa. Esto debe producirse de una forma comparable a la de otros materiales compostables y sin dejar restos visibles o tóxicos. Para que un material pueda denominarse «compostable», debe cumplir determinadas directrices que varían en función de los distintos países y regiones. Los plásticos compostables deben tirarse al contenedor de basura orgánica y no con el compost de jardín. Véase también «Plástico compostable doméstico».
El plástico compostable doméstico se descompone en el compost de jardín mediante la actividad de bacterias u otros organismos vivos en agua, CO2 y biomasa. Estos materiales con certificación especial se descomponen dentro de un margen de tiempo prescrito y no dejan residuos visibles o tóxicos en el compost de jardín.
ALPLA está procesando actualmente el material Golden Compound green del fabricante de materiales alemán Golden Compound para convertirlo en cápsulas de café. Este material está certificado por la TÜV según «ok compost home» y «ok biodegradable soil» (TÜV Austria Bélgica NV n.º S0464 OK Compost Home). Se puede eliminar junto con el compost de jardín y se pudre allí sin dejar residuos. Durante el compostaje, las cáscaras de las pipas de girasol molidas que contiene el material generan de nuevo humus. (Anmerkung: Auf Webseite Golden Compound und ALPLA Blog/Newsroom verlinken)
El proceso de descomposición de material orgánico mediante la digestión bacteriana para obtener compost. Para el proceso, el residuo orgánico necesita la temperatura adecuada y una determinada cantidad de agua y oxígeno. El compost se puede utilizar como fertilizante para el suelo, entre otros usos.
Los plásticos con base biológica o vegetal están hechos total o parcialmente de materias primas renovables. Los polímeros con base biológica se pueden obtener por ejemplo del azúcar, la celulosa o el almidón. Para ALPLA es importante que los materiales iniciales no compitan con el sector de la alimentación, y lo ideal es usar para ello productos de residuos. El uso de materias primas renovables ahorra recursos fósiles y reduce las emisiones de CO2. No se deben equiparar los materiales con base biológica y los materiales biodegradables, véase al respecto «Plástico biodegradable» y «Plástico compostable».